miércoles, 15 de octubre de 2025

Conil 1998


Saludo de la Alcaldía

        Estimados conileños y conileñas:

            Como en años anteriores, valga este saludo, para desearos, que en compañía de familiares y amigos, paséis unas fiestas agradables y alegres. Mi deseo es que seamos capaces de unirnos todos para disfrutar de estos días, al conseguirlo estaremos demostrando que también podemos unirnos para afrontar los retos que tiene planteado nuestro pueblo de cara al futuro.

Un futuro que se nos presenta inmejorable si el trabajo y el esfuerzo cotidiano lo enfocamos hacia la mejora de la calidad de vida de todos los conileños y conileñas. Hacer de Conil una “Ciudad Sensible” es nuestro máximo reto, en dos aspectos, sensible a los problemas de los más necesitados: inmigrantes, parados, marginados… y sensibles a lo que captan nuestros sentidos: oír el murmullo del mar y el de una cálida conversación, ver el paisaje natural de las playas y los pinares o el de un parque limpio y agradable, tocar con las manos un trabajo que dignifique, recuperar el gusto por nuestro patrimonio histórico y el oler a distancia un futuro mejor para nuestra juventud.

A las puertas del siglo XXI conseguir ese ideal de ciudad, para algunos puede ser un imposible, pero para mí es un objetivo a conseguir. Sin duda, hemos avanzado en muchos aspectos, Conil está cambiando, aún queda mucho por hacer, pero lo importante es que ya hemos empezado a cambiar.

Disfrutemos, mientras tanto, del paréntesis de alegría que supone la Feria y hagamos en estos días de Conil una ciudad abierta y cosmopolita.

UN ABRAZO

Vuestro Alcalde

ANTONIO ROLDAN MUÑOZ



Saludo de la Concejalía de Fiesta

Conileños y conileñas:

De nuevo, desde estas páginas del programa, para daros el saludo tradicional con motivo de las Fiestas Patronales de 1998

La verdad es que parece que el tiempo vuela y, como el que no quiere la cosa, son ya cuatro Fiestas Patronales que, me hiciera cargo de la Delegación de Festejos en 1.995 he tenido la responsabilidad de organizar. Estas, serán las que cierren la actual legislatura municipal.

El año que viene, antes de Septiembre todos y todas tendremos la oportunidad de expresarnos en ese ejercicio de libertad que son las elecciones.

Me gustaría, (aunque sea un deseo de todos los años) que los conileños y conileñas y todas las personas que nos visitan, se lleven este año en su corazón el grato recuerdo de cinco días de fiestas vividos intensamente.

Quisiera aprovechar para expresar mi agradecimiento a todas las personas y entidades, que hacen posible llevar a feliz término nuestras fiestas.

Por lo tanto, que los cohetes y la diana nos anuncien días felices y que el resplandor de los fuegos artificiales del último día mantengan alumbrado nuestros corazones, haciéndonos más libres y solidarios y manteniendo nuestra dignidad como pueblo que siempre lucha por nobles ideas.

De todo corazón, salud  Salvador Sánchez Sánchez

CONCEJAL DE FIESTAS DEL ILMO. AYUNTAMIENTO DE CONIL

                                             

 JUAN VERON,

MEDICO DE CONIL

El camino, que desde Conil se dirige a Roche, conocido por carretera del Pradillo, tiene un tramo que llaman Cuesta de Verón. Al finalizar la subida nos encontramos con un hermoso pinar conocido también por el de Verón. Todos los conileños conocen este lugar, parada obligatoria para reponer fuerzas el día de la romería del patrón San Sebastián. Pero muy pocos, quizás ninguno, de los transeúntes que diariamente pasan por el lugar, sabrían quién fue este “Verón” que le dio nombre. Para ello habremos de trasladarnos al Conil de hace más de dos siglos, a la segunda mitad del siglo XVIII. Desempeñaba entonces el empleo de Médico titular de esta Villa, D. Juan Verón Galindo, natural de Cádiz, “maestro en artes por la Imperial Universidad de Granada, médico revalidado y titular de esta villa”, que así solía encabezar sus escritos.

Verón hubiera pasado por esta vida, “sin pena ni gloria”, como suele decirse, pero el hecho de haberse enfrentado al poder político de su época, entablando un pleito con el Sr. Corregidor, D. Bartolomé de Arrafán y Valdés en defensa de los intereses del pueblo, lo convirtió en un personaje de su época, digno de ser recordado, como homenaje póstumo y para engrandecimiento de la historia local de Conil, tan escasa en valores humanos como el de D. Juan Verón. En aquellos años el poder político y judicial estaba en manos del clan de los arrafanos, formado por los hijos, nietos, yernos y parientes de Don Bartolomé Arrafán y  Ronquillo y su esposa Dña. Rita Valdés Saavedra. El padre, Don Bartolomé, falleció ahogado en la chanca con motivo del maremoto de Lisboa de 1755. Había sido administrador y recaudador del Duque. Le sucedió su hijo Bartolomé, abogado, subdelegado de marina, tesorero ducal, teniente de corregidor y alcalde mayor, entre otros ministerios según las épocas. Su hermano Pedro Arrafán era tesorero ducal en Vejer y su hermano Francisco, alguacil mayor de Chiclana. Su hermana Beatriz había casado con Don Miguel de Padilla, hidalgo de sangre, regidor del Ayuntamiento y estaban emparentados con poderosas familias de la oligarquía de la época como los Molina de Chiclana y los Dorronzoro de Conil y Medina Sidonia.

En aquella época estaban en plena decadencia las almadrabas y la propia casa ducal, carente de recursos. La presión impositiva sobre los vecinos se hizo sentir con más impuestos, olvidándose el Duque de antiguos privilegios concedidos a los vecinos que los hacían libres de pagar cargas y tributos.

Se estableció un nuevo impuesto sobre la tierra que se repartiesen, llamado el “terrazgo”, en reconocimiento del dominio directo del Duque sobre las tierras del término.

La casa ducal intenta poner en práctica una política de concesión de tierras de los baldíos y de las concejiles con el requisito de que los concesionarios otorgasen escrituras de censo perpetuo a favor de la casa ducal. A esto se opuso el Ayuntamiento mediante las protestas del síndico personero, no teniendo a veces más remedio que aceptar a lo ordenado por el Duque, pero siempre dejando constancia de su repugnancia y protesta por tales hechos.

El fiel ejecutor de la política del Duque en Conil era Don Bartolomé de Arrafán, persona ilustrada, amante del progreso, de la industria y con gran visión de futuro. Tenía sin embargo el gran defecto de poseer un carácter áspero, un tirano y prepotente en su manera de gobernar, abusando y valiéndose de sus distintos cargos para imponer su santa voluntad, con desprecio absoluto del principio de incompatibilidad en que se hallaba en el ejercicio de sus cargos.

Pero le salió un “callo” a este poderoso; el médico del pueblo, tal vez no tan ilustrado como él, pero con las suficientes agallas para contradecirle.

Don Bartolomé, corregidor de la villa, lo suspende de médico titular retirándole el sueldo. Verón le planta cara y busca personas que le arropen en la defensa de las tierras del término a la que consideraba libres de pagar terrazgos.

 De nuevo el corregidor procede contra él injustamente mandándolo apresar, pasando meses en la cárcel pública, acusándolo de conjurar contra la autoridad, soliviantar al pueblo y provocar desórdenes públicos.

Verón se defiende y termina siendo absuelto de los cargos que se le imputaban, con lo que quedaba al descubierto el proceder arbitrario del corregidor.

Interpone una demanda ante la cancillería de Granada argumentando que Don Bartolomé incurre en incompatibilidad al ejercer en la villa el cargo de Teniente de Corregidor, ganándola y consiguiendo un real despacho de S.M. que ordenaba a D. Bartolomé cesar en el cargo. Mientras tanto Verón seguía preso y Don Bartolomé, con la complicidad y el apoyo del Duque burlan el auto de la cancillería porque si bien cesa como Teniente de Corregidor, el mismo día, el Duque lo nombra corregidor. Con tal maniobra despreciaban al tribunal y al verdadero espíritu de la sentencia, que lo que disponía era el cese del ejercicio de la real jurisdicción en la Villa de Conil.

Don Bartolomé consiguió incluso que el propio Ayuntamiento escribiera en súplica al tribunal para que no lo destituyeran glosando las virtudes del corregidor hasta el punto de resultar grotesco y ridículo el comportamiento del Ayuntamiento.

Se recibieron misivas del Duque en el mismo sentido de ensalzar la figura del corregidor, al que “yo ayudaré con todo mi empeño y protección” decía textualmente.

Pero algunas veces se ha hecho justicia de verdad y Don Juan Verón salió airoso después de muchas incomprensiones y de dar con sus huesos en la cárcel.

Don Bartolomé no fue ya más ni corregidor ni teniente de corregidor en la Villa de Conil, a la que siguió dominando por otros medios. Don Juan Verón fue repuesto de medico titular con todas sus prerrogativas e incluso obtuvo del cabildo un cercado de tierra para plantar pinos que con el tiempo llevó su nombre.

 Estos dos personajes que tanto se odiaron en vida, también se fueron para la otra casi juntos: Don Bartolomé falleció en Marzo de 1785 siendo su cadáver sepultado en la ermita de la Vera Cruz, donde hoy se encuentra UNICAJA, en el panteón que poseía a los pies del altar de San José. D. Juan Verón y Galindo falleció soltero y sin testamento al año siguiente en 1786 y los gastos de sepultura en el Cementerio Parroquial fueron sufragados por el Ayuntamiento por manos de su corregidor Don Francisco de Paula Amador Moreno.

CONIL, SEPTIEMBRE DE 1998

FRANCISCO GONZÁLEZ UREBA


POR EL MISMO CAMINO

El pasado año hablábamos de Cultura participativa e en ello continuamos porque pensamos que es el mejor camino a seguir. Deben ser los que hacen la Cultura y quienes gozan de ella quienes se impliquen en hacer resurgir ésta en nuestro pueblo porque sin ellos los esfuerzos de la Delegación no servirán para nada.

La magia de la Cultura este verano no hubiera sido tal sin la participación mágica de los niños. La belleza del color o la plasticidad de la cerámica están para impresionar los ojos del pintor y los del curioso que se acerca a la exposición. El teatro, la música, son un reto para el intérprete y un deleite para el espectador. Para que la Cultura sea fecunda es necesaria la participación del actuante y del público. Pero quedan muchos caminos por recorrer y no podemos detenernos.

Después de la Feria, cuando el verano, quede en el recuerdo, Raíces Conileñas pondrá en marcha un ambicioso proyecto para dar a conocer a los de dentro y a los de fuera, sobre todo teniendo en cuenta que 1.999 será un año importante para Conil al cumplirse 700 años de su fundación como municipio, aspecto de nuestra cultura que frecuentemente no son protagonistas habituales. Será una profundización en nuestras viejas, pero también en las nuevas, raíces que han hecho posible la existencia de Conil. Espero que participéis en este proyecto que es extensible a todos los conileños, activa o pasivamente porque entre todos conseguiremos llegar más lejos.

José Luis Rubio Zarzuela

CONCEJAL DELEGADO DE CULTURA

¡VA POR USTEDES!

Hace ya algún tiempo, hablando de las cosas de la vida, me advertía un buen amigo que había quien servía para el deporte y quien se servía de él, sin embargo, no sé si queriendo o no, olvidaba recordarme que había también quien simplemente lo servía si más y porque sí. no seré yo quien juzgue a los primeros pero permítanme, por favor, hacer referencia a los últimos, a los simplemente servidores, aquellos que siempre al pie del cañón se esfuerzan cada día para que el deporte sea más y más grande, a aquellos que tomando como bandera el sacrificio personal van haciendo poco a poco, día a día Domingo a Domingo, la historia deportiva de los pueblos.

En el nuestro como en otros pueblos, ha habido y hay, a Dios gracias y que no falten, servidores del deporte, de esos que, sin más recompensa que el saludo permanente de a quien enseñan y el respeto de los suyos, ofrecen su vida y su tiempo para que los chavales aprendan a ser deportistas y hombres. De entre esos, y con permiso de otros tantos como Andrés Aragón, como mi amigo José y como otros, hoy quiero destacar y rendirle mi más humilde homenaje a una institución deportiva: preguntada por mi antigua profesora qué entendía por institución, esta me respondió que era “lo que queda” al margen de las personas que en un momento dado la representen. Desde entonces tengo claro que cuando de Los Burreños se habla, hablamos de una institución deportiva que en este pueblo se ha mantenido contra viento y marea luchando y promocionando el deporte desde que tengo uso de razón. Son ya muchos los años que han pasado desde aquellas reuniones en el Bar de Sebastián El Palillero o desde que en aquella “excursión” a Vejer un simpático personaje conileño los bautizara como los bautizara como los “burreñillos”. Desde entonces y hasta nuestros días esos colores y esa trotona mascota se han paseado con orgullo por todos los campos de la provincia y han ilusionado a numerosos chavales que hoy ya son hombres dispuestos a tomar el relevo de la institución.

Su tesón y su sacrificio, no siempre reconocido, le han permitido ser referencia inexcusable cuando de deporte en Conil se habla: su honradez y su constancia le ha hacho sobrevivir y superarse a las adversidades y a los detractores que aquí, como en todos los sitios, también los hay; su enorme esfuerzo personal les ha permitido abrir a todo un pueblo un enorme complejo deportivo; y a su particular idea de entender la vida les ha hecho ser lo que son; Burreños y servidores del deporte. ¡Va por ustedes!

Francisco Alba Sánchez

CONCEJAL DELEGADO DE JUVENTUD Y DEPORTES

Yo conocí, siendo niño,
la alegría de dar vueltas
sobre un corcel colorado,
en una noche se fiesta.
                        (A.    Machado)

En estos sencillos versos de Antonio Machado cristalizan la esencia, la naturaleza de las fiestas, de la feria.

Quién no añoró, alguna vez, sentir como cuando éramos niños, los olores, la música, las luces, la muchedumbre bulliciosa, los martillos de caramelos, las campanas, nuestros padres con sus mejores vestidos y sonrisas…

Quién no recuerda, en esas horas en que las preguntas no tienen respuestas, las sensaciones, la vertiginosa y autista perspectiva del mundo desde un “caballito de feria” o dese un “coche de bomberos”

Quién no volvería a la niñez, a la magia, a ese vértigo inexplicable.

Decía Lord Barrie, el autor de Peter Pan, el niño que no quiso crecer, que “a partir de los tres años todo está perdido”. Pues de la feria cabría decir algo parecido. Quién no recupera la memoria de ser niño, aunque sea fugazmente durante estos días, es que su pasado está secuestrado.

Y para eso no hace falta demasiado. O, quizás sí.

Mi primera sonrisa, mi primer pensamiento en esta feria desearía que fuera para los niños de Somalia, de Sudán, de… ¡Hay tantos! Por unos momentos desearía prestarles mis sentidos.

Va por esos niños que nunca tendrán un recuerdo dorado, que nunca verán el mundo desde un caballito de madera.

Juan Morillo Castro

Concejal delegado de Educación y Medio Ambiente

UN OVNI EN LA ATALAYA

El edificio destinado a Centro de Empresas de la Atalaya nace a partir de un convenio entre la Cámara de Comercio de Cádiz y el Ayuntamiento de Conil, con el objetivo de FOMENTAR la creación y desarrollo de nuevas empresas en la localidad.

Se trata por tanto de una construcción  que se plantea mirando al futuro, intentando que su uso incida en el despegue económico local, ayudando al inicio y levantamiento de nuevos negocios.

Y es a partir de la expansión, desde donde se ha concebido su forma arquitectónica: la palabra FOMENTAR es sinónimo de excitar, estimular, PROVOCAR, inspirar sentimientos. Incluso entusiasmar. Lo contrario son la calma y el apaciguamiento, los peores enemigos del PROGRESO, de cualquier voluntad creadora, inventiva o de innovación.

El edificio del Centro de Empresas no está pensado para gustar, y  por ello no puede gustar. En una REFLEXIÓN, que más allá de la trasnochada idea clásica de belleza, se interesa por un cambio de conceptos y actitudes, en la definición de una realidad nueva, diferente, desinhibida. Una arquitectura alejada de códigos y clasificaciones o estilos, interesada más  por la extrañeza, lo interrogativo y la interpretación que de ella se pueda hacer, que de las etiquetas y de los códigos: distanciada de la reaccionaria, conservadora y bondadosa complacencia de lo “bonito”.

Se habla con cierta frecuencia de una mal entendida “arquitectura andaluza”, arraigada en la tradición y en la historia del pasado, y resuelta hoy (hoy es casi el siglo XXI),  mediante el uso destemporalizado y academicista de tópicos lingüísticos del ayer: molduras, cornisas, rejas, rehundidos, macollas, arcos, rusticidad… hacia la búsqueda de una imagen fija, inmóvil y estereotipada de lo que “otros” quieren vender bajo las excusas del turismo, como lo “genuinamente andaluz”; viajar a Andalucía es viajar a lo vernáculo , a lo popular, al pasado, a la historia mirando hacia atrás; una mera y falsa escenografía de cartón del pasado en la que solo falta que los residentes vayamos vestidos de época. Lo lamentable es que los mismos andaluces lo creen: El futuro y el progreso, lo innovador, lo imaginativo, lo tecnológico, corresponde a otros lugares, no va con nuestro “entorno”, corresponde a los que vienen, a otros.

Arquitectura andaluza ¿de dónde? ¿sevillana, cordobesa, de Almería, de Conil…? Arquitectura andaluza ¿de cuándo? ¿Árabe, mozárabe, barroca, de posguerra…? Arquitectura andaluza ¿Cómo? ¿Academicista, funcional, de “estilo”…?

La única arquitectura, popular y vernácula, la de su momento y su lugar, la de nuestros pueblos, conjuntos históricos, la de los barrios antiguos con calor propio y diferenciador, la demolemos y sustituimos por nuevas edificaciones de hipócrita imitación del pasado, por “bonitas y adornadas fachadas con balcones”.

Demolemos sin importarnos proteger nuestro pasado y creemos redimir nuestro “pecado” con nuevas construcciones disfrazadas de falso estilo de antigüedad. Quizás debamos ser más conservadores con lo que tenemos, pero cuando hay que sustituir trozos de ciudad, edificaciones, debe hacerse por obras nuevas, obras de nuestro presente, que en su futuro serán pasado.

Alguien ha comentado que el edificio del Centro de Empresas es como un “OVNI” caído en medio de una urbanización “a la andaluza”. El que lo ha dicho, sin saberlo, lleva razón. Se trata justo de eso. Una llamada de atención hacia otras formas de hacer, otros conceptos y valores, como en su día lo fue la aún inacabada Plaza de los Bateles, o lo será el aún en construcción edificio de la calle Virgen, éste último con claras referencias a lo vernacular sin olvidar el tiempo presente de la CONTEMPORANEIDAD.

Una arquitectura que mira al siglo XXI, debe renunciar a que sus fachadas sigan siendo los ya aburridos muros con ventanas, sino pieles elocuentes, imaginativas y cambiantes según sea la posición del sol, la mañana o la tarde, el día o la noche. Fachada capaz desde su concepción o diseño de resolver asuntos relacionados con la totalidad del edificio y su funcionamiento: permitir el paso de la luz facilitando la creación de espacios claros y luminosos en su interior; impedir los molestos rayos del sol en las oficinas; crear un colchón térmico que garantice la confortabilidad y frescura, ante la falta de otras instalaciones más sofisticadas, atenuar el el impacto del viento¸ garantizar la protección y seguridad de su interior de forma original sin necesidad de utilizar rejas convencionales; significar y caracterizar la imagen de edificio público y singular…

El Centro de Empresas nace con la intención de incidir en que Conil despegue su desarrollo económico y empresarial, pero para ello son precisas nuevas formas de ver, es precisa otra mentalidad, una apertura cultural hacia lo nuevo y lo diferente sin prejuicios, sin miedos a la pérdida de valores sacralizados, de códigos y clichés preestablecidos. Es precisa una ACTITUD CONTEMPORANEA, de futuro.

Hasta el momento esta obra, ya en fase de terminación, ha conseguido su primer propósito: que el que la vea MIRE.

Manuel Narváez Pérez

Arquitecto municipal



Fuentes: Archivo Municipal de Conil - Isabel González, Imprenta La Cañailla
 

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