


<<CONIL>> PRESENTE Y FUTURO
Cuando pienso en este Pueblo maravilloso, que no porque sea dicho por un hijo suyo, me refiero a lo de maravilloso, tiene menos importancia que si lo dijera un Foráneo visitante, porque no es menos cierto, y porque lo digo con una visión de futuro; el futuro irreversible que Conil tiene con sus tres pilares fundamentales: El Turismo, La Agricultura y La Pesca. Lo hago casi soñando, pero, consciente de que estoy despierto porque confío en la voluntad de los hombres que rigen los destinos de Conil, mi pueblo. Y cuando me refiero a los hombres, pienso en los del Sur, los del Este, los del Centro, los del Norte y los del Oeste, todos unidos con diferentes formas de pensar, hacer pero con un objetivo común: El Futuro de Nuestro Pueblo.
El Presente de Conil, son sus recursos naturales que nadie se atreve a discutir y el que lo haga es un inconsciente, con el Presente como punto de partida, y el Futuro en marcha que es parte ya del presente, sólo falta seguir con visión de futuro, con paso firme pero acelerado para conseguir ese futuro alentador que Conil necesita sin perdida de tiempo y sin divagaciones o discusiones insensatas y banales.
Pensando en el Presente, me imagino el Futuro y me alegra pensarlo porque Conil y su Futuro es algo que debe congratularnos, es alegría, es alentador, es relajante…
Todo esto lo pienso, “casi soñando, pero consciente de que estoy despierto”, porque Conil se merece pensar en su Presente para conseguir ese futuro.
José Mª Guerrero González
Concejal Delegado de Turismo y Playas


Conil de aroma, luz y armonías, dicen juntos, a porfía que Conil es una sublime alegría.
Dicen y es verdad, que Conil es vergel, donde cantan dulces colorines, alondras y ruiseñores, así es, Conil que ¡sí! Señores.
Conil puerta del sol, en ti, en ti se retrata la luna bella, pues tu noche luminosa es de plata y estrellas.
La orilla de encaje y espuma, arrulla tu blanca mantilla, eres Conil oro y plata, oro por tu sol, plata por tu blancura.
Eres Conil, rumor de aguas tranquilas, aguas que mecen la quilla, quilla fina de barquillas amorosas que como a novias primorosa miman los pescadores amantes, en dulces atardeceres de finas arenas acariciantes.
Conil, mi dulce enamorada, eres mansión toda poesía, del cielo azul, brisa suave, eres Conil como góndola blanca de Cádiz que coquetea por los Bateles, te guía feliz veleta desde la torre de Guzmán, vas cruzando como un rayo sutil, abriéndote paso a golpe de quilla, y llegas feliz hasta Fontanilla. Eres Conil góndola blanca de Cádiz que vas penetrando en el alma cristalina con la fuerza del rayo, y señorona Conil, te haces a la orilla de la Fuente del Gallo, dulce clamor respiran al verte las arenas finas y el recio acantilado de Roche; porque en ella dicen descansa tu amor de noche.
Conil. ¿Si tu eres cielo?, déjame que mire el cielo, tu cielo es para mí, espejo bello.
Conil blanco de cal y plata, deja que mire y me vista de tu blancura, Tu blanco, tu plata y tu cal son de locura.
Conil tú que eres el dorado, el sol, sol acariciador, blanco espejo, ¿Tu eres sol Conil?... Claro que eres sol, sol de amor.
¿Si tú eres el mar, Conil? Déjame apurar tu mar.
Como eres mar, déjame que yo sea arena, Conil. ¿Si tu eres mar, y yo arena?, bebamos juntos la espuma, que en tu mar, se mueren y ahogan las penas.
PEPE BENITEZ
Locutor de Radio Cádiz, Cadena
ser
EL SÍMBOLO
Cruzo y transito la tarde y la playa ya un tanto irreal en un momento en que el sol achicharra la arena de modo inmisericorde.
Mientras discurro por el espacio y el tiempo, mi mente se empeña en darle respuesta a una pregunta que me atenaza hace tiempo. ¿Cuál podría ser el símbolo de Conil?
Busco y rebusco en mi archivo mental referencias y vivencias para comprobar con desánimo que podrían ser varios los elementos simbólicos. ¿Cuál elegir entre ellos que no hiera susceptibilidades?
He tratado y conversado con innumerables lugareños de todas capas sociales e intelectuales, incluso he consultado libros.
Me hubiera gustado que la figura representativa fuera una, pero carezco de este privilegio. He de limitarme pues a elegir entre todos los elementos de honda significación, y he de inspirarme en lo que escribió el poeta local José Velarde.
Pienso que el símbolo lo tengo aquí, al alcance de mi vista… y de mi mano.
El tiempo y el espacio avanzan en mi desplazamiento. Y lo hacen hasta Poniente, donde unos tremendos brochazos cárdenos presagian el inminente vespertino. Pasa una gaviota con su peculiar graznido en rasante vuelo, besando las fluctuantes olas que la bajamar acaricia las doradas arenas. Al fondo el faro de Roche comienza a emitir débiles y picaros guiños. También diviso una jábega iniciando la varada, tras cosechar un buen lote de sabrosas sardinitas.
Vuelvo a echar mano del repertorio de vivencias y de noticias que conservo en mi memoria, y ahora que el verano toca a su fin como anuncio de la Feria y de la llegada del otoño, la figura empieza a hacerse real.
Continúa desplazándose el escenario de la tarde cada vez más apagado.
Salgo de las interrogantes para comprobar que el sol está a punto de ocultarse y en lontananza se disuelven los contornos y las siluetas.
Aún me es dado contemplar unas casas, una mujer, una gaviota.
Helo aquí el símbolo. Un sortilegio de cosas no sabidas. Un mundo ingente de lo desconocido.
Cuando arribo a mi casa se ha impuesto la noche y la gaviota sigue siendo para mí un gesto de vida, un graznido, un vuelo rasante. Todo un símbolo…
Septiembre, 1989
Ricardo Mora Cárdena
VOLVER A EMPEZAR
En estos días de Feria, colofón del verano, se cierra un año más para Conil; es una fecha en donde algunos, festejan lo buena que ha sido la temporada, otros, se lamentan de todo lo contrario. En definitiva, se hace balance del año y nos mostramos orgullosos de la proyección que ha tenido Conil durante la temporada y nos preparamos para el letargo del invierno, durante el cual esperamos paciente la vuelta del próximo Junio para volver a empezar.
Indudablemente, Conil ofrece una serie de encantos y bondades que nos sitúa en lugar privilegiado dentro de la provincia e incluso del territorio nacional, pero, ¡ojo! Estos atractivos naturales deben ser completados con una infraestructura que haga la estancia del veraneante más agradable y rentable. Y cuando me refiero a infraestructura me refiero también a la comercial; el industrial de Conil debe adaptarse a las corrientes actuales, debe ofrecer una oferta acorde con el entorno, se tienen que crear plazas hoteleras dignas, restaurantes, discotecas, lugares de esparcimiento para veraneante de todo tipo y no sólo para una tipología de visitantes, pues “La Movida Conileña” tan cacaread este verano, en realidad, y no nos engañemos, convierte a Conil en un lugar en donde se refugian a partir de las tres de la mañana “elementos” de la provincia que campan por su respeto nuestras calles haciéndolas un coto privado de invasión, litronas rotas, vehículos obstaculizando el trafico… con la única rentabilidad para el pueblo que la consumición de un cubata.
Entiendo que todo es compatible pero que la movida conileña debe enfocarse a todo tipo de público y no centrarla en un determinado sector, pues, el industrial de Conil no debe olvidar que quien “siembra vientos recogerá tempestades” y por supuesto si se continúa con esta dinámica, el deterioro de este maravilloso pueblo será grave en los años venideros y su única fuente de ingreso turístico será la del coste de los cubatas y litronas.
Tenemos un invierno por delante, pero no para “verlas venir”, sino para crear de esa infraestructura comercial de la que carece Conil y que sin duda alguna hará subir la calidad del visitante y la rentabilidad del turismo en los años futuros.
M.V.
<<CAMPO Y MAR>>
El hombre del Campo o del Mar de Conil, no es un buscavidas sino trabajador infatigable; no es irresponsable sino desenfadado; tiene el “Don del Atlántico” como titulaba Félix Arbolí a su libre sobre Conil, por la fertilidad y por su luz espléndida como los campos y el mar en que trabajan y como expresó José Velarde: “Tan fértil como la Siria y cual los de Egiez, sus frutos”.
El Campo y el Mar, la Luz y las Noches, cálidas y espléndidas de Conil, sus hombre, sus mujeres. Todo, nos hace pensar en un turismo floreciente, de momento, pobre en infraestructuras, pero, rico en todo lo demás. Lo primero es viable, remediable, posible; lo segundo, envidiable, insustituible, insuperable.
Conil y su gente del Campo, del Mar, del Comercio o del Turismo, tiene futuro alentador; a unos, los mayores, les toca aconsejar; a otros, los menos mayores trabajar por ese futuro y a los jóvenes prepararse para aprovecharlo al máximo y a tope.
JOSÉ ANTONIO TRUJILLO GÓMEZ
Concejal Delegado de Agricultura
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