
Salutación del Alcalde
Con la satisfacción de estar viviendo un Conil diferente y saber que conoces la culminación de muchas ilusiones compartidas, me dirijo a vosotros mis paisanos en estos señalados días de alegría.
Cuando el Equipo Municipal que presido por voluntad vuestra, decidió aunar fuerzas para presentaros un programa de cambio estábamos ilusionados por la empresa y temerosos de no poder realizarla.
Ahora sois vosotros los que deben juzgar si nos hemos esforzado lo suficiente para realizar lo que nos propusimos. De todas formas si algo hemos realizado, no tengáis dudas que es debido también a vuestro aliento, a vuestra ayuda, a vuestra crítica e incluso a vuestra impaciencia que nos ha servido de acicate.
Al enviaros hoy mi saludo en estas líneas quisiera estar con ellas en cada casa de Conil, para alegrarme con vuestras alegrías preocuparme con vuestras vicisitudes, trabajar en vuestras tareas y recibir vuestras palabras para poder entenderos y serviros mejor.
Unidos en la alegría y en la esperanza pido que disfrutemos plenamente estas fiestas cuyo programa espero guste a todos y sea el bálsamo reparador de las fatigas diarias.
El punto de belleza que se asoma a estas mismas páginas en representación a las mujeres de nuestros barrios a la vez que da a nuestros ojos satisfacción, deberá hacer renacer en todos el deseo de la vida y la fundada esperanza en nuestra juventud.
Mi agradecimiento a todos los que colaboraron en la realización de estas fiestas y un deseo de prosperidad justa y feliz para todos.




II CONCURSO LITERARIO
1er PREMIO – BUP
UNA
NOCHE EN EL CONIL DEL SIGLO XVI
Robar un atún en las almadrabas de Conil puede parecer casi imposible, porque siempre se tiene sobre sí los ojos de algún oficial que vigila que esto no ocurra, claro que si se ha sobornado o se está en complicidad con alguno de ellos esto puede parecer algo más fácil.
La chusma más perdida de España y la más consumada picaresca se hallaban en las almadrabas, tanto es así que pese a la dificultad que presentaba el robar atunes, había un negocio de atunes robados.
Pablo y Juan habían escondido el producto del hurto un poco más allá de la playa del Roqueo, y tenían concertado en vendar el atún a un marchante aquella misma noche cerca del huerto de los frailes. Era una noche de luna llena, esto podría ser peligroso porque lo podrían ver, sin embargo el regimiento hacía unos días que se habían machado de Conil y el Alcalde había ido a visitar al duque de Medina Sidonia, ños guardias del duque no se arriesgarían a salir aquella noche expuestos a un desembarco de los moros.
Ya habían troceado y subido en las alforjas de la mula el atún cuando a Juan le pareció ver algo extraño cerca de las tres piedras, miró y se asustó, por un momento le temblaron las piernas.
-¡Pablo, los moros!
-¿Qué dices? – Pablo deseó que Juan estuviera equivocado, pero tuvo que reconocer la verdad, cuatro fustas de moros estaban a punto de desembarcar, la luna llena parecieran barcos fantasmas.
-Juan, baja el atún de la mula y huyamos.
-¡Estás loco! ¡El atún nos lo llevamos!
-No podernos ir con el Atún.
-Mira ¿Te acuerdas del santo que me regalaron los padres jesuitas?
-Pablo asintió – pues el otro día me lo jugué a las cartas y lo perdí, con el atún podría recuperarlo.
Pablo se quedó un momento quieto. Reaccionó.
-¡Fuera estas alforjas! – dijo mientras lasa quitaba.
-¡No, Pablo, no!
Juan intentó impedirlo, entonces Pablo le dio un puñetazo que lo tiró al suelo, se subió a la mula y huyó, mientras se alejaba decía:
-¡Deja el atún y echa a correr, te podrás salvar!
-¿Cómo voy a dejar el atún?- pensó Juan, estaba seguro de que si no recuperaba el santo iría al infierno de cabeza, ¡pues anda que no había surgido efecto la predicación de los jesuitas!¡Ahora hasta se rezaba a nuestra Señora de las Virtudes para que encallaran barcos en las costas y así poderlos atacar y robarlos!
Aunque el atún era pequeño, al menos pesaba doscientos kilos y él solo no podía cargar con todo. *Lo mejor será que me lleve lo que pueda*,
Descargó más de la mitad que había en la alforja, la carga, sin embargo pesaba bastante, se la subió en los hombros y caminó lo más rápido que pudo,
Llevaba un buen trecho cuando cayó al suelo bajo el peso de la carga, se levantó y lo arrastró por la arena, entonces vio a lo lejos a los moros, todavía tenía tiempo de esconderse entre los pinos que estaban cerca de la playa.
El miedo le dio nuevas fuerzas, pudo llegar a los pinos y allí escondido pudo observar a los moros, eran más de cien, pasaron frente a él. “Que mal lo van a pasar en Conil”, cuatro de los musulmanes se pararon y miraron aproximadamente hacia el sitio donde él estaba se dirigieron hacia allí.
*Lo más probable es que me hayan visto cuando iba con los pedazos de atún a cuestas.* Los musulmanes empezaron a buscar, la luz de la luna se reflejaban en sus túnicas blancas y en sus alfanjes. Los escuchaba hablar “En verdad es cierto lo que dicen de que el diablo no habla en cristiano sino en moro”.
La presencia de los musulmanes cerca no le dejaba reaccionar, escuchó un crujido cerca, con un movimiento reflejo se llevó la mano hacia el cuchillo que tenía en el cinto.
De pronto le asaltaron unos brazos y unos gritos horrorosos por detrás, el cuchillo lo tenía sacado ya , unos brazos lo agarraron por el cuello, hincó el cuchillo en el cuerpo que tenía cerca de él, sintió un dolor agudo en el bajo vientre , algún maldito moro le había hincado el alfanje. Quedó boca arriba, que bonita estaba la luna entre las ramas de los pinos. Después… la nada.
Pablo había llegado a Conil, dio la voz de alarma rápidamente yse dirigió a Vejer, allí podría encontrar ayuda.
Los moros entraron por la puerta de Cádiz, a pesar de la alarma, cogieron a los habitantes por sorpresa, pues apenas hicieron ruido al entra, incendiaron las chozas de caña, mataron a muchas gentes y cogieron a otros con intención de llevárselos prisioneros, la mayoría se hicieron fuerte contra los musulmanes en sus casas pues al no estar allí el Alcalde no sabían lo que hacer.
Mucho más tarde llegaron jinetes provenientes de Vejer, hubo muy pocos supervivientes entre los moros, muchos huyeron por la playa pero se les consiguió atrapar. De Conil se alzaban las llamas que reflejadas en el mar parecían un escena de la divina comedia.
Al día siguiente los conileños tuvieron la alegría de ver a su pequeña imagen de la virgen de las Virtudes intacta
Francisco José Moreno Moreno
3º BUP – INS poeta García Gutiérrez
Prólogo de la estampa escénica costumbrista titulada
“Por atunes y a ver al Duque", representada en la Fiesta de Disfraces, celebrada
en la Caseta Municipal a beneficio de Cáritas, obteniendo el Primer Premio en
su grupo
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